Las marcas empezaron siendo una herramienta que usaban los fabricantes para diferenciar sus productos y que los clientes se unieran a su empresa, pero no se imaginaron que un «nombre» pudiera convertirse en algo tan significativo. Entonces, ¿qué está ocurriendo? Ahora los clientes solo crean lazos afectivos hacia marcas, olvidando o cambiando los productos hasta de la misma empresa.

¿Qué debemos hacer ante este cambio?

¡Fácil! Tan solo tienes que potenciar a tu farmacia como marca propia, ya que los clientes varían de un producto a otro, cambiando según les convenga. Para evitar que lo que cambien sea a ti, y no al producto dentro de tu empresa, tienes que fidelizar a tus clientes.  Siempre tienes que marcar la diferencia entre tus productos y tú como marca, marcar la diferencia con un trato cercano, solucionando problemas que surjan lo más rápidamente que se pueda y sobre todo haciendo uso de las redes sociales, esta es una de las mejores formas de hacer que tu farmacia sea tu marca.

La marca es un solo concepto que embarca toda la experiencia de compra y consumo. La capacidad para atraer al consumidor y representar al negocio hace que el objetivo último de las decisiones de todo farmacéutico sea en realidad construir su propia marca. Haciendo que esta marca sea querida y respetada por sus clientes y deseada por sus potenciales compradores.

Considera que estamos tratando tu marca, que tenemos que dejarla clara para tus clientes, para posicionarla como tu desees, haciendo de tu marca una marca confiable. Tenemos que intentar que los clientes compren una y otra vez en nuestro establecimiento, porque de esta manera, nuestra marca va adquiriendo más valor. Y una marca con valor crece y se desenvuelve con más facilidad en el mercado.

Por eso, decimos que la marca es el activo intangible más valioso que puede tener una organización.

¿Cómo construyo yo mi marca?

Tendremos en cuenta, por un lado, que los productos que ofrecemos hacen una parte importante ya que conjunta con nuestro valor como marca. Por tanto, siempre debemos de saber escogerlo con cierto rigor. Por otra parte, la forma de relacionarnos con el cliente, la ambientación en la que se presenta dicha oferta, la estrategia de precios y promociones, el tipo de marketing que realizamos… Por tanto, todo esto configura nuestra propuesta de Marca.

Empezaremos por una reflexión profunda sobre nuestra identidad:

  • ¿Cómo quiero que sea mi farmacia para mis clientes?
  • ¿Cuál o cuáles quiero que sean mis señas de identidad?
  • ¿Mi verdadera diferenciación?
  • ¿Cómo quiero que me vean mis clientes?

Debemos ser selectivos y no querer abordarlo todo, llegar al cliente a través de los cinco sentidos. Con la vista percibirá tu logotipo, que será la clave del recuerdo de tu marca. El olfato, buscaremos un aroma que se identifique con nuestra farmacia, teniendo en cuenta que los clientes mantienen en el recuerdo durante más tiempo el olfato antes que el resto de sentidos. Adecuar la música al lugar, sobre todo decidirte por una música calmada que dé más sensación de paz a tu cliente.

Finalmente, aunque esto es menos común, tu farmacia puede tener alguna nota de identidad basada en el gusto, haciendo una degustación de algún producto que puedas asociar a tu farmacia. Con esto ya tendrías todo puesto de tu parte para que el cliente posicione tu marca, representar esta identidad debe ir respaldado de su trabajo haciendo realidad todo lo dicho. En marketing, donde las cosas son verdad cuando las dice el cliente, el valor de marca, se diseña, se trabaja, se mide y se mejora.